
Hoy Thorpe sólo tiene veinticuatro años, es el deportista mejor pagado de su país y uno de los diez mejor pagados del mundo. El salón de casa de su madre es un auténtico museo dorado donde se recopilan innumerables medallas de todas las competiciones inimaginables. Por si fuera poco, resulta difícil caminar por cualquier gran ciudad del mundo sin ver una foto suya en un cartel. Seguro que lo has visto en tu ciudad, trajeado y anunciando una conocida marca italiana de moda. Pero ha decidido que ya fue gloria suficiente, que quiere vivir fuera del agua y las pantallas, que quiere ser una persona normal. Y nos deja a muchos tristes, y deja a otro niño prodigio como rey absoluto de las piscinas. Tratamos de comprender su decisión, pero no podemos dejar de soñar con lo que podían ser sus nuevas gestas. Pero, resignados, no podemos hacer más que sentarnos tranquilamente y recordar lo que ha sido: para los que hemos practicado ese deporte, verlo nadar es un auténtico espectáculo. Para los que aman la competición, revivir sus duelos con Van den Hoogenband en los 200 es todo un placer. Al menos, siempre nos quedarán los vídeos. De momento tenemos a Michael Phelps, pero a veces dan ganas de decir: “si no hay torpedo, nos vamos”.
1 comentario:
Bueno nen...te posteo por no dejarte uno huérfano... ya sabes que las piscinas y yo... pos no nos llevamos, ni bien ni mal... pero ahí sí... yo soy uno de los que se quedaban a ver como iba el torpedo en las Olimpiadas... aunque no entendiera del tema, aunque no conociera al rival, aunque no tuviera ni idea de cómo narices se nada (y aún sigo maomeno igual)... ahí estaba yo, viendo ese espectáculo de la naturaleza llamado Ian... "El Torpedo"
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