jueves, febrero 01, 2007

Bostezos

El año balompédico empieza con una verdad impepinable: el fútbol es cada vez más aburrido. Y es que últimamente no hay quien soporte un partidito con la atención puesta los noventa minutos. Cada vez importa menos el juego y más el morbo. Parece que capta más la atención cuestiones como el naufragio institucional madridista, los combates de boxeo sobre césped o las siempre divertidas declaraciones de un crack al que echábamos de menos: El machote Luis Fernández. ¡Por Dios, que vuelvan Toshack y Clemente que esto no es lo mismo!. Con lo divertido que son las ruedas de prensa, porque hay que ver que espectáculo más pírrico vemos en el terreno de juego.

Las cuestiones de esta crisis de juego galopante son variadas. Si hablamos del grueso de equipos, la respuesta está simplemente en la tónica que envuelve al fútbol actual en el que aquella célebre frase de “la mejor defensa es un buen ataque” a derivado en “si tienes una buena defensa, para que narices vas a atacar”. Con lo cual el juego se transforma en un soporífero espectáculo en el que los entrenadores, cuando al final de los noventa minutos terminan con su puerta a cero, marchan al túnel con una pomposa sonrisa de satisfacción. Da igual que su escuadra lleve tres partidos sin meter un mísero gol, si la puerta queda a cero es sinónimo de trabajo bien hecho. Algo que sería perfecto si nos olvidáramos de una razón de peso: y es que lo que engrandece al fútbol como tal no es otra cosa que el gol, aunque los Capellos de turno traten insistentemente de demostrarnos lo contrario.

Para colmo, el único equipo que últimamente era capaz de abstraer al espectador de tan desolador panorama con un juego espectacular, atraviesa un momento deprimente. Y es que de todos los equipos de la Liga, el que más tristeza produce sin lugar a dudas es el Barcelona. La cuestión no es que juegue peor que los demás, que probablemente no lo hace, la cuestión es que se espera mucho más de ellos. Se espera mucho más de unos jugadores que han demostrado ser artistas del balón y que en los últimos tiempos tienen más pinta de recaudador de impuestos, pues parece que lleguen cada domingo al campo a recoger el finiquito. De ellos el que más crispa, desde luego, es Ronaldinho. Se trata, sin discusión, del mejor jugador del mundo y, probablemente del mejor malabarista del balón de todos los tiempos. ¿Cómo puede ser que lleve más de cuatro partidos sin irse en el uno contra uno de ningún rival?. Parece otro. Antes recibía y ya estaba pensando en encarar a su defensor por velocidad o, en su defecto, su cabeza ya había maquinado un pase perfecto de primeras a un compañero desmarcado. Ahora recibe el balón y, o lo para y duerme hasta el hastío o hasta que el marcador de turno se lo quita, o intenta ese pase de primeras que hace no tanto tiempo era preciso, pero que ahora parece haberse convertido en un melón. La cuestión es que de cada 10 balones que toca el brasileño, 9 los pierde y eso no puede ser, sobre todo si te llamas Roanldinho. A Turiel, por poner el ejemplo de un humilde jugador de segunda división, pues no puede pedírsele que encare siempre al defensor, o que de pases perfectos de primeras, pero ¿a Ronaldinho?.

La cuestión, quien lo iba a decir, es que uno de divierte mucho más viendo a equipos como el Recre o el Getafe que, aunque no realizan un juego de alardes preciosistas, al menos demuestran una implicación en lo que hacen y una seriedad más que digna. También uno prefiere ver partidos del Sevilla. No nos engañemos, el conjunto hispalense tampoco hace una juego de muchos quilates, pero al menos nos divierte con contraataques veloces y efectivos y, algo que no es poco, con bastantes goles en sus partidos. La situación llega hasta tal punto que últimamente, a pesar del desmantelamiento de la plantilla y de que parece más una guardería que un equipo de fútbol, los partidos del Real Madrid se han convertido en una de las opciones más interesantes. Mucho espectáculo no es que se vea, pero al menos ofrecen intensidad y testiculitis, algo que al menos da emoción. También podemos ver los progresos de algunos jóvenes jugadores que, la verdad, tienen muy buen pinta. Me refiero a los Gago, Higuaín, De la Red y Torres, siendo este último un grandísimo descubrimiento.

En fin, este fin de semana televisan el Valencia-Atlético de Madrid y el Osasuna-Barcelona. Hace un tiempo serían partidos eléctricos, pero visto lo visto uno se plantea darle un capricho a la pareja y prestarle más atención. Bueno, siempre nos quedarán las pachangas de los sábados entre amigos.

3 comentarios:

Luisen dijo...

AMÉN

Anónimo dijo...

Tienes toda la razon. Yo veo poco futbol los fines de semana, principalmente porque el fin de semana es demasiado corto oara hacer tantas cosas, pero lo poco que veo me parece soporifero.

De todos modos mando una reflexion. Si seguimos asi quizas seamos capaces de ganar cuatro copas del mundo!!!

Viva el catenaccio!!

Anónimo dijo...

La situacion del barça se resume en una frase: Si no ganan, es porque no quieren... Y cada dia queda mas demostrado que no quieren. Triste, pero cierto.