sábado, julio 22, 2006

Vive le tour

Sin palabras. Se agotan los calificativos positivos para definir la semana ciclista que hemos vivido. Las tres etapas de Alpes nos han dejado un espectáculo tan grandioso que parece haber tapado toda la negrura que últimamente rodeaba a este deporte. Y es que hacía muchos, muchos años que no se veía un festival ciclista de tanta belleza como el de esta edición de la "grande boucle". Toda la carrera ha sido maravillosa, pero la traca final a venido en los Alpes... ¡¡y que Alpes!! Las mejores gestas de la historia del ciclismo se han paseado esta semana por nuestras retinas. El cilismo épico de antaño ha vuelto a recobrar toda su magnificencia en un carrera disputada a la antigua: sin reservas, sin esquemas, sin tapujos. ¡Qué belleza!
Cuando uno veía estos días sufrir por los Alpes a los Sastre, Landis, Pereiro, Kloden, Menchov, Evans, etc. se acordaba de las gestas de Coppi y Bartali, de Anquetil y Poulidor, de Mercx, de Thevenet, de Bahamontes, de Ocaña, de Perico, de Pantani... Uno se acordaba de imagenes imborrables y de libros maravillosos; de Chiapuci atacando de salida a Indurain camino de Sestrieres, de Delgado y Arroyo desafiando por los montes a otra generación, de la maravillosa prosa de Carlos Arribas explicándonos el sufrimiento victorioso de Anquetil en el Puy de Dome contra las cuerdas ante los ataques del perdedor más célebre de la historia...
¡Qué tres etapas hemos visto! ¡¡Cuantas imágenes imborrables que pasaran a nuestra memoria!! La boca abierta de Menchov retorciéndose de sufrimiento camino de Alpe D'Huez, el ataque animal de Sastre y la pájara inmisericorde de Landis en las rampas de La Toussuire, el épico renacimiento de Floyd en cabalgada inolvidable hacia Morzine, los dientes apretados de Pereiro defendiendo heroico la túnica amarilla...
Y aún hay más. Porque lo mejor que le puede pasar al Tour es que habiendo pelea en las montañas, se llegue a la última crono con todo por decidir. Ha pasado otras veces: Delgado-Roche en el 87, Fignon-Lemond en el 89, Armstrong-Ullrich en el 2005... Pero ahora son tres e incluso más. Pereiro, Sastre y Landis están en un pañuelo de 3o segundos. Una miseria teniendo en cuenta la interminable cotrarreloj de 57 km que van a disputar en unos minutos. Hay favorito: Landis, pero puede pasar de todo. Este tour es tan maravillosamente loco que hasta el último metro cualquier cosa puede ocurrir. ¡Vive le tour!

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