viernes, septiembre 08, 2006

Héroes y villanos

El deporte es así: los que ganan y los que pierden, los que ilusionan y los que desilusionan, los que ríen y los que lloran. Lo que pasa es que unos ríen más que otros, y otros lagrimean más a menudo. A día de hoy tenemos en España el ejemplo más claro. Los dos deportes de equipo más importantes del mundo y dos sentimientos: la constante desilusión y una creciente esperanza que acaba de hacerse realidad. El pasado domingo la mejor generación de jugadores de la historia de nuestro país lograba el título de campones del mundo de baloncesto. Fue una mañana inolvidable para todos los que amamos el deporte y creíamos ciegamente en esta camada de jugadores, los célebres "juniors de oro", que habían sido los mejores en todas las categorías inferiores del basketball mundial. Desde aquellos tiempos ya se presagiaba un futuro triunfal, y éste ha ido haciéndose realidad poco a poco: buen juego al principipo, conformación de un bloque sólido, jugadores a la NBA, experiencia internacional, algún que otro golpe para endurecer y por fin triunfo. El partido ante Grecia fue un paseo, pero la semi ante Argentina (la auténtica final), deparó un expectáculo inolvidable para todos y para los males cardíacos de más de uno. Era el punto de inflexión, volvíamos a estar ahí, donde siempre perdíamos, donde nos faltaba esa pizca de suerte y genialidad que diferencia a los grandes de los que no lo son tanto. Y esta vez sí. Estábamos maduros y era el momento...
Un momento que nunca llega en el fútbol. Pasan los años, pasan los jugadores, pasan los seleccionadores, no pasan los presidentes de la federación y siempre sale cruz. Y todavía nos preguntamos que porqué no hay sentimiento de selección en España por encima de los clubes. Pues porque no hay ilusión, no hay esperanza y jamás hubo un logro importante que hiciera piña entre todos. Y eso que somos gente fácil de ilusionar. Ganamos el primer partido de un mundial 4-0 ante un rival extremadamente débil y se forma en este país la mayor ola de euforia y esperanza que se recuerda: por primera vez el personal se echa a la calle para ver juntos los partidos y se para el país por la selección. Y por enésima vez chasco, y derrota, y las mismas caras de siempre, y la misma crisis de siempre. Porque nada cambia, la gente se ha vuelto a desconectar del equipo, pocos vieron la vergonzosa derrota del miércoles contra Irlanda del Norte y el declive es de vértigo. Pero sigue sin pasar nada. Nada se mueve en el fútbol español y así nos va. Por eso mientras nos eganchamos a los que funcionan, nos olvidamos de los que no lo hacen. Y es que es humano: casi todos preferimos a los héroes antes que a los villanos.

1 comentario:

Luisen dijo...

Amén hermano...