martes, noviembre 28, 2006

La memoria del gol (Parte II)

Continuando con nuestro particular viaje del cuero en la malla, llegamos a la década de los noventa y en ella van a prevalecer dos colores: el amarillo y el verde. O lo que es lo mismo, la tez oscura de los nuevos magos brasileros. A excepción de alguna de las múltiples maravillas que nos ha dejado el gran Zidane (Véase el gol de la final de la Champions ante el Bayern Leverkusen), desde los primeros noventa las obras de arte en forma de gol que uno recuerda, las han creado jugadores cariocas. En riguroso orden cronológico vamos a recordar en primer lugar a un verdadero crack. Una piraña de las áreas y de las discotecas. Un “jugador de dibujos animados”, como lo definió un día Valdano. Y es que la temporada 93-94 estuvo marcada en el mundo por un fenómeno de Río de Janeiro llamado Romario De Souza Faria: hizo 30 goles con el Barça sacándolo campeón y siendo el pichichi indiscutido de aquella Liga. Pero eso no fue todo, pues en verano lideró a Brasil en la consecución de su Tricampeonato Mundial, siendo además nombrado el mejor jugador del torneo. De todas formas Romario no aparece en estas líneas por tener gol, que lo tenía, sino por hacer de cada uno de ellos una pequeña obra maestra.

Realmente es el único jugador del que yo pueda recordar al menos diez goles que merecerían ser colgados de cualquier museo. La cola de vaca a Alkorta, la picadita a Abel, las tres perlas que le hizo a Alberto el primer día, los cuatro chicharros a Cedrún.... y muchos, muchos más porteros de equipos que ante semejantes maravillas sólo podían levantarse y aplaudir. Pero entre tanto regalo para la vista, podemos destacar uno. Era una noche invernal en Pamplona y el Barça desplegaba su magnificencia en el Sadar venciendo cómodamente por 1-3 cuando el balón le cayó a “Magic” Laudrup en los pies. Eran tres cuartos de cancha y la línea de cinco defensas de Osasuna defendía adelantada. Entre ellos se insertaba Romario intentando no caer en fuera de juego cuando vino la conexión: el danés intuyó el desmarque entre líneas del brasileño y, mirando a la grada, le puso un balón picado por encima de la defensa. Roberto, portero del Osasuna, fue el único que pudo reaccionar y salió a media área para hacerse con el esférico, pero era demasiado tarde, Romario sólo necesitaba un sutil toquecito para mandar una perfecta baselina que entraba majestuosa en el arco rojillo: el gol del año.

El pequeño Romario pronto dejaría Barcelona y abandonaría el fútbol español momentáneamente. Su regreso fue en Valencia, pero ya sin la chispa de antaño. Además, por aquel entonces un nuevo crack andaba por nuestra Liga. Curiosamente también era brasilero y también procedía del PSV Eindhoven. Su nombre: Ronaldo Luis Nazario de Lima. La temporada 96-.97 hizo 34 goles, algunos de impresión como los que convirtió en pletóricas carreras ante Valencia y Deportivo de la Coruña en Can Barça. Pero una imagen marcó aquella temporada. Fue tan increíble lo que Ronaldo hizo aquella tarde en Compostela que su sponsor, Nike, hizo un anuncio publicitario sobre ello. Aquel anunció empezaba entre nubes y decía: “imagina que le pides a Dios que te convierta en el mejor jugador del mundo... y Dios...te escucha...”, en ese momento, y acompasado de una música vertiginosa, las imágenes del nueve azulgrana galopando desde el centro del campo, regateando a ocho hombres y embocando en la red rival, se convertía en un recuerdo sistemático para el único gol en la historia capaz de competir con el del Pelusa a Inglaterra. La imagen de Bobby Robson con las manos en la cabeza tras ver aquello, dio la vuelta al mundo. Y es que el viejo Bobby hizo lo mismo que el resto de los mortales: alucinar con semejante maravilla.

Pero eso sólo era el principio. Ronaldo a continuado haciendo goles y goles, quizás cada vez menos atléticos pero siempre importantes y a veces también bonitos. Lo de Compostela fue su obra cumbre, pero hay otro tanto que no puedo olvidar. ¿Alguien se acuerda de la final de la UEFA Inter.-Lazio del 98? El resultado fue 3-0 para los neroazurri, pero la imagen del partido fue Ronaldo en carrera abusando a base de amagues de la cintura del meta Macherggiani hasta quebrar su cintura y convertir el tanto de la sentencia. ¡Cuantas niños casi se fracturan aquel año por intentar aquello en el patio del colegio!

Pero la historia seguiría...



4 comentarios:

Luisen dijo...

Eres un mariquita!! Mira que poner vídeos en un artículo que ya he leído... por poco no lo veo!! jajaja.

Muy buenos los videos.

Sólo te digo una cosa mala en términos de corrección fraterna... cuida la ortografía, tienes (al menos) 2 erratas.

Anónimo dijo...

Weeeenaaas primoO!!!! que tal???
Estas hecho todo un profesional del blog eh? que ya pones videos y todo!! jejeje. Me tienes que explicar cómo se hace!! :P. Ah! y te tendre que mandar, al menos, otra invitación para que me pongas tú a mi un artículo. Yo ya estoy preparando uno para este blog :P. Un besooo!!

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en lo de romario pero yo soy de los que no consideran a ronaldo un nº1, me explico. Quitale a ronaldo la fuerza y la velocidad (mas o menos como ahora pero aumentado... jajaja) ¿que te queda? Paquirrin??
A mi modo de ver un fuera de serie tiene que tener muchas mas cosas y ronaldo no las tiene.

Romario,Romaldo, RODRIGUEZ!! jajajaja

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Soy José Antonio, el de Historia:
Aunque ya sabes que soy un madridista de pro q tiene la sangre "blanca" (¡aunque cuando sangro es roja, como la de todos!) me he deleitado con ese maravilloso "CAVIAR BELUGA" que el denostado Michael Robinson(que me recuerda a ti,no se el motivo) nos enseñó a deleitar.Tu columna ha vuelto a despertar esa sensación en mi.MI SINCERA ENHORABUENA!!!!